SEMANA 15: Reflexionamos sobre los derechos y aportes de los grupos sociales con una mirada a nuestro bicentenario (Proyecto – 4_2da Sesión)

 

SEMANA 15: 

Reflexionamos sobre los derechos y aportes de los grupos sociales con una mirada a nuestro bicentenario 




INICIO - Observamos estos vídeos:

Los repartimientos y encomiendas: https://www.youtube.com/watch?v=gS8t2gOOcs8
Las haciendas de la Costa Norte:  https://www.youtube.com/watch?v=c4J1FyEKLe8 

(Proyecto – 4_ 2da Sesión)

LOS REPARTIMIENTOS DE LAS TIERRAS .- Rodríguez Martínez

1.1. EL INICIO DE LOS REPARTIMIENTOS

[…]Con esta situación de que las tierras son despilfarradas, los indígenas manifiestan su clamor al virrey Francisco de Toledo porque los indios fueron despojados de sus tierras como si fueran objetos. “Las tierras del inca y del sol pasaron, en principio, a ser propiedad del rey de España, quien se declaró sustituto o heredero de los emperadores del Cusco, razón por la cual a esos inmensos predios se les comenzó a dar el nombre de tierras realengo o del rey. En aquella forma del estado español adquirió el dominio de los bienes que estuvieron destinados a producir excedentes al estado incaico y al sacerdocio oficial andino. De ellos fueron en primer lugar de los que se adueñaron los españoles para establecer las estancias y las haciendas peruanas, actividad a la que se entregaron prontamente que éstos interrumpieron en el Cusco” (Espinoza, p. 141) Utilizaban algunos mecanismos para adueñarse de las tierras: Ø Por donación otorgada por partes de las autoridades Ø Compraban a los caciques andinos Ø Algunas leyes que les permitía la posesión de las tierras Ø Se les quitaba de manera violenta a los indígenas Cada uno de ellas tienen diversas particularidades porque muchos de ellos han sido destituidos de sus tierras pero de la misma manera han sido obligados a trabajar y servir fielmente en los quehaceres de la casa. Así como compraban tierras, también había españoles que despojaban de un amanera violenta de sus tierras a los indígenas, con el paso de los tiempos aproximadamente para el siglo XVII las encomiendas fue entrando a crisis como consecuencias de los pocos indígenas que quedaban, algunas situación encontraban otra 12 forma de negociación de las tierras. En vista de esto la corona española se vio obligada a negociar con los caciques y los indígenas, les prometían entregar un pedazo de tierra, granjería o ganadería a las personas que trabajaban para él hacendado, a cambio de esto le pagarían un salario que era muchas veces humillador porque no cumplían con lo que el indígena requería para su supervivencia; fue de este modo como fue consiguiendo mayor población en las haciendas. Pero todo esto tenía un propósito que era la mayor producción de agricultura en el territorio para la negociación con el otro continente y la entrega de productos de primera necesidad al rey, a cambio el rey cuidaría su título y honor de los hacendados. Pues se tiene que entender que no fue la única forma de explotación, si no también hubo el método de la venta de las tierras a los españoles por parte de la corona española, esta era la tierra que pertenecía en muchos casos a los indígenas que abandonaban sus tierras ya sea por obligación, por migrar a otro lugar por diferentes motivos o simplemente por morir. Posteriormente en muchos casos los españoles compraban y se convertían en grandes haciendas donde funcionaban como ganadera, agricultoras, o centros mineros, donde ya no solamente eran pequeñas chacras si no se convertían en haciendas dominadas por encomenderos y explotaban indígenas, esclavos, mujeres y niños…[…]

HACIENDAS Y MANO DE OBRA INDÍGENA

En la tradición occidental el trabajo manual estaba a cargo de las clases serviles y esclavas, de tal manera que para los españoles llegados a América, la mano de obra estuvo conformada por la indígena a la que se sumó luego la esclava. Los indígenas próximos a una población española (encomendados y no encomendados) debían ofrecer un cupo de trabajadores (usualmente entre el 2% y el 4%) a modo de pequeño mercado de mano de obra para su contratación en labores agrícolas, escarde, cosechas, etc., entre otras. En 1601,se estableció el concertaje o concierto de los trabajadores, por el cual éstos acordaban laborar para determinado propietario a cambio de un jornal.

Los productos vitales para sustentar el desarrollo de la hacienda, en lo que corresponde a los oficios bien conocidos por los indígenas, fueron la hechura de botijas, la agricultura y el arrieraje, que no siempre corría por cuenta de la población esclava, pues tanto ésta como la población indígena se destinaban a trabajos de lagaradas, vendimias y limpias, entre otros oficios. Cada hacienda tiene un caso particular: mientras las haciendas más grandes, presentan necesidad de mano de obra regular, a pesar de la esclava, las menores sólo tienen algunos casos sueltos. Seguidamente revisamos el descargo correspondiente en el período comprendido entre los años de 1767 a 1800, de siete haciendas

Recuperado el25/06/21: https://repositorio.une.edu.pe/bitstream/handle/UNE/3233/MONOGRAF%C3%8DA%20-%20RODR%C3%8DGUEZ%20MART%C3%8DNEZ.pdf?sequence=1&isAllowed=y 

LECTURA 2:

Revista Universum Nº 20 Vol.2: 143-171, 2005

ARTICULOS

Mano de obra indígena en las haciendas Jesuitas de Ica-Perú (1767-1800)

 Hilda Barentzen G. (*)



  [...]Desde agosto de 1767 se realizaron las expropiaciones de las tierras a los jesuitas, trazándose invariablemente el rumbo de muchas de las organizaciones manejadas por la Compañía, después de la expansión máxima que tuvieron durante el siglo XVII y donde su dominio territorial les pertenecía por entero2 . Siendo la hacienda uno de los principales sustentos de la economía colonial del siglo XVIII, basada en la producción extractivo-comercial y la explotación de los recursos humanos, pretendemos, a través de ella, una aproximación para conocer cómo se produjeron tanto la ruptura de sus proyectos, como la secuencia de los hechos posteriores, pues los motivos de la expulsión de los jesuitas han sido ya ampliamente debatidos.

Las grandes haciendas, la mayoría en poder de la Compañía, eran también las más grandes productoras vitivinícolas. En la costa, específicamente en el actual Departamento de Ica, al sur de la ciudad de Lima, los jesuitas supieron aprovechar la política adquisitiva de heredad compartida y de censos para reunir en un promedio de 80 años3 las mayores haciendas vitivinícolas que, desde sus inicios -aunque no todas- empezaron a extraer y procesar aguardiente de sus cepas, primero artesanalmente y luego bajo una organización rigurosa. Esta producción pasó a la administración civil de Temporalidades y fue decreciendo hasta entrar al siglo XIX bajo propiedades privadas. Las haciendas y su posterior historia han conformado, de alguna manera, el actual Departamento de Ica y le han dado su impronta: el aguardiente de uva peruano.[…]


[…]En el año de 1775 se remata a don Francisco de Angulo, la Hacienda de San José de la Nazca, su anexa la Ventilla, la estancia denominada San Antonio de Loccha con sus anexas,29 todas pertenecientes al Colegio del Cuzco y las tierras de Guarangal y Copara propias del colegio de San Pablo.30 Loccha, situada en la provincia de Lucanas (actual Ayacucho), Obispado de Huamanga fue inicialmente donada por el cacique y curaca de este pueblo a don Sancho de Cordoba, encomendero de Laramate a la que se anexaron otras tierras que... donan los indios por muchos tributos, tiene en contorno de tres leguas (una legua: 5.196 m.) y son todas tierras de ganado atendidas por indios tributarios a los que inclusive, cuesta conseguir por lo apartado e inhóspito del terreno y del clima. Los documentos refieren que se encuentran indios en posesión de las tierras (ver: legajo único, número 20, Loccha.) y (Macera 1977:197)…[…]

 

Recuperado el 25/06/21: https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-23762005000200008 

LECTURA 3:

HACENDADOS Y COMERCIANTES

Alejandro Reyes Flores

2. HACENDADOS Y HACIENDAS

 


Los documentos de los archivos de Piura y Lima demuestran que los hacendados se convierten en el sector hegemónico de la clase dominante en Piura a fines del periodo colonial. Esta comprobación documental corrobora lo que sucede a nivel colonial-nacional. La realidad social piurana a fines de la Colonia, refleja que su sector hacendado-estanciero es el que genera un 95% de toda la riqueza, concentrándose en un número reducido de familias. Más aún, las haciendas y estancias piuranas fueron lugares seguros y rentables, donde se colocaron los excedentes de dinero que generaba la economía regional. Las familias piuranas razonaron en el sentido de que era mejor invertir dinero en condición de préstamos en haciendas o casas, no sólo porque no existían mayores alternativas de inversión especulativa, sino porque redituaron un interés constante y seguro pagado por sus propietarios. Si ello no sucedía así, se solicitaba el remate de los bienes inmuebles para resarcirse de su inversión. Esta inversión especulativa no sólo se da en Piura, sino que es una práctica que se verifica a nivel colonial-nacional.[…]

Es en las haciendas piuranas donde se invierten los mayores excedentes de capitales, pues aquí se genera la riqueza que permite al hacendado cumplir con el pago de los intereses. Además, hay que considerar que los mayores prestamistas e inversores de dinero excedentario se encontraba en los mismos hacendados y en la Iglesia dueña también de propiedades rurales y urbanas. Resulta claro que el dinero circula entre un grupo de familias que basa su poder económico y social en sus haciendas, relaciones familiares y políticas.

Consideramos que no es correcto afirmar que la tierra tuvo poco valor en el Perú colonial, Salvo en algunas estancias ganaderas por encima de los 3,500 m., donde era difícil obtener sembríos y la tierra o el casco era utilizado casi exclusivamente para el pastoreo como en Puno, Cuzco, Cerro de Paseo, Huaylas, la propiedad se valoraba básicamente por el ganado, pero en el resto de la superficie nacional, la tierra tuvo un valor considerable en relación con su valorización total. Nos parece exagerado afirmar que, a mediados del siglo XVIII: «como ya se ha dicho, las tierras se vendían a precios regalados y con condiciones de pago muy cómodas» (S. Ramírez 1991: 263). Cierto que algunas haciendas o estancias estuvieron sobrecargadas de censos y capellanías y cuando se compraban, el nuevo dueño sólo pagaba la diferencia que había entre el precio real de la hacienda o estancia y el monto de los censos y capellanías, que generalmente era poco, pero ello debido a que así estaba establecido por la legislación colonial y de ninguna manera porque la tierra tenía poco valor.

Es evidente que lo que predomina en el paisaje rural piurano es la hacienda, como acertadamente lo refiere un estudioso de la región: «Notemos que a comienzos del siglo XVII los latifundios se designaban como estancias; el término hacienda que fue imponiéndose poco a poco a lo largo del siglo indicaría la mayor importancia que fue tomando la agricultura frente a la ganadería (J. Schlüpman 1990: 111). De manera más clara y contundente citamos otra descripción: «el mayor número de haciendas se encontraban en las márgenes de este río Piura, 26 frente a las dos 'de bastante crédito' [sic] (Somate y Tangarará) ubicadas en las del Chira» (S. Aldana 1988: 21).

Del cuadro precedente puede concluirse que las mejores tierras, las haciendas y estancias estuvieron en poder de la minoría de blancos y que los sitios que generalmente se encuentran en tierras de «montaña» fueron distribuidas a indios y mestizos. La característica general que se observa en lo que respecta al reparto de tierras a nivel colonial-nacional, se verifica en la sierra piurana a mediados del siglo XVIII. De igual manera, salta a la vista una larvada concentración de la propiedad territorial en una o dos familias como Cerezo de la Calle, Aguirre, Saavedra, Fuentes y algunos otros, que debe ampliarse y consolidarse vía redes familiares. […]De modo similar está la familia Saavedra, que debe ser la que menciona un autor: «Como Rapela de Moscoso no tuvo hijos legítimos, reivindicó la hacienda (Yapateras) su primo Pedro de Saavedra, hijo de Gabriel Pérez de Saavedra, nieto de Pedro de Saavedra uno de los fundadores de San Miguel en 1588; todos encomenderos de Chalaco reducido al pueblo de Frías». (J. Schlüpmann: 112); también los Gómez Zorrilla y alguna otra familia que nuestra investigación aún no alcanza a documentarse. Adelantemos de todos modos que años después, ingresaría como dueño de las haciendas Pillo y Yerbabuena una prominente familia emparentada con lo mejor de la sociedad piurana.[…]

Por otro lado, la presencia de campesinos indios y mestizos en relación a la posesión de tierras, también es evidente, y ellos deben servir como trabajadores en las estancias y haciendas de la sierra piurana. La mayoría de las tierras que poseen tanto indios como mestizos -menciona el expediente- le vienen desde «tiempo inmemorial». El documento no registra «tierras de Comunidad» en esta zona, lo que corroboraría la información que obtuvo el corregidor Juan de León y Gastelú en su visita a Huancabamba en 1779, procediendo recién a asignarles algunas tierras y también a crear una Caja de Comunidad en razón que «en el pueblo nunca ha habido ni la hay». La realidad económica y social de Ayabaca, Frías y Chalaco de mediados del siglo XVIII, nos demuestra que la riqueza representada por la tierra se encontraba en poder de un reducido número de familias, teniendo algunas de éstas propiedades, trapiches, molinos y ganados.[…]

Los grandes hacendados son poderosos en comparación con otros sectores de la sociedad piurana, pues generalmente tienen más de una propiedad y éstas se amplían con los matrimonios, pues la tesis que defendemos es que la mayoría de los hacendados contraen nupcias con familias provenientes del agro, y aquí está la clave de su riqueza, la tierra; el comercio lo único que hace es servir a la actividad principal que es la agropecuaria-tinera. Los hacendados supletoriamente se dedican al comercio, no declaran ser tales, sino con mucho orgullo y suficiencia social manifiestan ser hacendados. El hecho que vendan sus algodones, ganado cabrío, mulas, azúcar, jabones, etc., no los convierte, creemos, en comerciantes, pues lo que hacían era simplemente dar salida a su producción que obviamente provenía del agro y a estas actividades servía el comercio. Pasemos a referimos a algunos hacendados.

Sin ser el más representativo hacendado piurano, don Manuel González Carrasco, Maestre de Campo y Alcalde de Piura, estuvo emparentado con una serie de familias hacendadas, fue hijo de un español de Extremadura, contrajo matrimonio con Rita Cruzatte, natural de Trujillo, hija del Maestre de Campo Juan Cruzat y Calderón de la Barca. Ana González Carrasco, hija de Manuel, casó con otro potentado hacendado piurano, el Maestre de Campo Manuel de León y Gastelú, regidor del Cabildo de Piura. Don Manuel González Carrasco fue propietario de las haciendas Congoña y Malacasi (1765) con esclavos, «indios sirvientes», trapiche, ganado mayor y menor y capellanías por 9,300 pesos. Aunque no se ha podido reconstruir el origen de la fortuna de Manuel González Carrasco, debe haberse iniciado en el comercio y, sin abandonar esta actividad, concentró sus esfuerzos en el trabajo de sus haciendas que las compró durante su matrimonio y de donde comenzó a provenir su mayor ingreso.


Otro representante de los hacendados piuranos es don Diego Manuel Farfán de los Godos y Espinoza de los Monteros, que declara ser natural de Sevilla, España, contrajo matrimonio con Bonifacia de Sedamanos, hija de don Francisco Jorge Sedamanos, Alcalde Provincial de Piura. Diego Farfán de los Godos poseía un Mayorazgo en Sevilla, fue Regidor perpetuo del Cabildo de Piura y como todo hombre poderoso, llegó a ser dueño de las haciendas Pillo y Yerbabuena.[…]

Además de sus haciendas, don Diego Farfán de los Godos fue propietario de una casa en la Calle Real en Piura, esclavos, menaje de plata, algunos derechos sobre censos y capellanías, etc. Considerando su testamento y bienes, podemos deducir que también se dedicó al comercio, aunque las acreencias y mercaderías fueron mucho menor que sus bienes inmuebles. Las dos haciendas de Diego Farfán de los Godos refutan la tesis que la tierra carece de valor como puede apreciarse.[…]

[…]Los hacendados serranos estuvieron involucrados al circuito comercial pero como actividad que sirvió a la producción hacendaria. Tierras, campesinos yanaconas, ganados, trapiches, dinero, pago de censos, tributos, contradicciones con sus pares hacendados y campesinos libres, son parte de la vida cotidiana de los hacendados serranos piuranos en el tramo final de la Colonia.

[…]Si bien podemos percibir que algunas familias piuranas hacendadas inician su declive económico y social a fines del siglo XVIII y principios del XIX, ello no significó que el sector social de los hacendados piuranos, como grupo social y de presión política, no siguieran controlando la región, pues si bien los Farfán de los Godos, Mesones, Taboada, Saavedra, de la Barra, Valdivieso, González Carrasco, muestran cierto eclipsamiento, aún están las otras familias: Fernández de Paredes, del Castillo, León, de los Ríos, en Ayabaca y algunos otros más. Los hacendados piuranos siguen siendo los más poderosos económicamente, e influyentes social y políticamente. A éstas y a las anteriores familias que se van extinguiendo se agregan nuevas familias como los Garrido, Távara, Escudero y, en forma especial, Seminario. Por ejemplo, don Fernando Seminario y Jaime compró las haciendas Malingas, Chapairá y Terela en las primeras décadas del siglo XIX y, mediante buenos matrimonios, su familia logró una posición relevante en la sociedad piurana del siglo XIX.

Los hacendados, conocedores del medio rural, del sistema de producción, adicionaron o se sirvieron de los cargos político-militares, para consolidar y ampliar su influencia en la región de Piura mediante el acceso a los cargos de corregidores y subdelegados, teniendo siempre como base sus haciendas.

Recuperado 25/06/21: https://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtual/libros/historia/hacen_comer/Hacen_Hac.htm 

 

 

         I.            Responderás preguntas de comprensión, reflexión y de análisis a partir de los textos presentados.

a.       Completa el siguiente cuadro:

 

Autor

Contenido

Clase de fuente:

Primaria/Secundaria

Fecha

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

b.       Responde las siguientes preguntas:

1. ¿Cuál era la situación de los indígenas en los repartimientos?

2. ¿Qué sectores de la población poseían autoridad y proveían mano de obra para el trabajo en las haciendas de Ica?

3. ¿Qué características tenían los hacendados de Piura? Refiérase a su posición social, manejo de influencias, formas de alianzas matrimoniales, etc.

4. En general, ¿Cuál era la situación de los indígenas en las haciendas de Piura?

5. Reflexiona: ¿Consideras que las condiciones de trabajo eran justas para las mayorías? ¿Quiénes acaparaban el poder y la riqueza obtenidas en las grandes haciendas y repartimientos?

 

       II.            Organizamos la información para una mayor comprensión de los hechos a partir de sus causas y consecuencias.

 

Elabora un organizador visual que resuma las lecturas trabajadas

 

AUTOEVALUACIÓN:

Criterios de evaluación

(Debes completar esta tabla)

Lo logre

Estoy en proceso de lograrlo

¿Qué puedo hacer para

mejorar mis aprendizajes?

1.organiza información relevante sobre el tema propuesto a partir de diversas fuentes.

 

 

 

2.Comprende y explica la problemática económica y social de los repartimientos y haciendas en el Perú.

 

 

 

3.Identifican las causas y consecuencias de las formas de ejercicio de poder, repartición de la riqueza y condiciones de trabajo de la población indígena de las haciendas.

 

 

 

 

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